En el transcurso de la vida, el hombre presiente, en ciertos instantes de su existencia terrenal, que debe orientarse por los senderos que el creador infunde en su corazòn, por ello cada minuto, cada experiencia, cada alegria en el Seminario podria definirse como momentos prodigiosos que Dios traza para su autorealizaciòn personal y para conducirlo por rutas, que infaliblemente sostendrán su subsistencia en un èstaxis de paz.
Cada mañana en el Seminario se convierte definitivamente en una aventura grande, misteriosa e indescifrable, pues no debe ser ajena la propuesta de que existen innumerables situaciones que uno vive y experiementa en la vida de Seminario, por su agenda y vida tan apretada, aunque en ultima instancia es "de lo mejor".
Este es mi Seminario.
Este es mi grupo
